ARTÍCULO ESPECIAL:

EL FARO DE VIGO

Miguel Toledano Trincado1, Jacobo Trébol López2.

1Jefe de Unidad de Cirugía Esófago-Gástrica, Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo, Hospital Universitario Rio Hortega, Valladolid, España. Director de la Revista ACIRCAL. 2 Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo, Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, España, Editor de la Revista ACIRCAL.

Correspondencia: para contactar con el autor accionar aquí.

Rev Acircal. 2020; 7 (2): 8-14.

Descargar artículo en PDF

¿Qué es la vida?, un frenesí, ¿qué es la vida?, una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

Ya lo dijo Calderón de la Barca, y es que, llegado este triste momento, recapacito y me doy cuenta de que todo en la vida es Ilusión. Nos movemos por las ganas de hacer algo, por aprender algo, por vivir algo, por besar a alguien, por conseguir lo deseado, por descubrir mundos, por la energía que nos da la Ilusión.

Desde que nacemos, desde el primer balbuceo, empezamos a llenar nuestro disco duro sin fondo, recopilando información, aprendiendo de nuestros padres, hermanos y abuelos. Nos fijamos en el mundo exterior y comenzamos a desear, comenzamos a soñar con la muñeca, el balón, la bicicleta o la consola.

Durante nuestra infancia, la capacidad de desear, la inquietud por aprender está al 100%, porque nos falta todo por saber, queremos nadar, montar en bicicleta, conducir, besar, fumar, beber, manejar dinero, parecernos a los adultos que tienen libertad, independencia y fortaleza.

Durante nuestra fase universitaria, nuestra energía se multiplica por el esfuerzo y el trabajo, consiguiendo registrar diariamente en nuestro cerebro información infinita que nos transforma y moldea mente y alma, sentando las bases de nuestra personalidad futura.

Somos Cirujanos, y durante nuestra Residencia, aprendemos casi todas las habilidades y las bases fisiopatológicas de las enfermedades que queremos curar. Es justo en ese momento cuando nos creemos dioses del Olimpo, somos superhéroes, capaces de curar, jóvenes, inteligentes y hemos conseguido esa bicicleta soñada que tanto hemos deseado.

Es aquí donde quería llegar; es en este momento álgido de nuestras vidas profesionales, cuando más necesitamos un conductor, alguien que nos asesore y nos guie. Nos creemos casi invencibles, tenemos el mundo en las manos, la sabiduría de muchos años de estudio y un ejército de soldados a nuestro alrededor que harán lo que digamos a la orden de nuestra firma. Hacemos guardias en las que, en soledad, y con nuestro único criterio, decidimos intervenciones urgentes que evitan la muerte. Manejamos dispositivos caros, abrimos quirófanos inteligentes, decidimos ingresos y altas, tenemos el poder.

La soberbia es un pecado, dicen nuestros religiosos. Yo opino, que la soberbia es natural, inherente a la condición humana, y dependiendo de cómo la manejes te hará más pequeño o más grande. Nuestra tendencia natural, con nuestro poder sumado a nuestra soberbia es a ir muriendo poco a poco, porque creemos haber alcanzado el cenit, y…dejamos de aprender. Nadie nos puede decir que lo hace mejor que nosotros, nadie sabe más que nosotros, somos los mejores y ya no necesitamos seguir trabajando para aprender, pues ya lo sabemos todo. Con el cuerpo de Hércules y la mente de Einstein, nos subimos en el pedestal de la cirugía, y nos dejamos arrastrar por la soberbia, nublando nuestra capacidad de seguir evolucionando, de implementar nuestras habilidades, de mejorar nuestros recursos para curar más y hacerlo mejor. Pero, además, temiendo que nuestros alumnos nos superen, llegamos incluso a enseñar lo justo, escondemos nuestros conocimientos y nos encerramos en nuestro mundo ególatra para protegernos.

Encontrar al Maestro en esta fase de la vida es crucial, es imperativo e incluso diría que obligado. Afortunadamente, yo encontré a mi Maestro, encontré a Ernesto Toscano Novella, Tito para los allegados.

Mi Maestro me enseñó, lo que dijo Calderón; me dijo que la Vida es Ilusión, que perderla es comenzar a morir y aprender te mantiene siempre joven. Lo conocí cuando yo tenía 35 años y el con sus 50 derrochaba ilusión por los cuatro costados. Ilusión por seguir aprendiendo cirugía moderna, por sus nuevos amigos, por tener residentes, por sus hijos, por enseñar, por formar, por vivir, por amar.

Pero es difícil, muy difícil, mantener esa ilusión siempre viva, porque requiere humildad. La humildad de volver a empezar cada mañana al levantarte, la humildad de ir de alumno, la humildad de escuchar consejos, de dejar hablar, de dejarte aconsejar por la experiencia.

La cirugía necesita Hércules y Einstein humildes, que sigan entusiasmados con la imperiosa necesidad de evolucionar; necesitamos esos maestros que enseñen a nuestros jóvenes que la humildad te hace grande, te obliga a seguir aprendiendo, y aprender es progreso. La cirugía, al igual que la informática, la telefonía o la industria, evoluciona rápidamente. Pasamos del teléfono fijo al smartphone, del coche de caballos al coche eléctrico, del carbón a la fusión, de la laparotomía a la robótica mínimamente invasiva en relativamente poco tiempo.

Los grandes maestros también tienen su soberbia, pero han sabido rebajarla hasta niveles ínfimos, contrarrestándola con humildad y entusiasmo. Entusiasmo por ver crecer al alumno, por enseñar, por la primera vesícula de su R1, al tomarse el café con el celador, al beberse esa cerveza tras una cirugía larga con su enfermera circulante, por el equipo, por la vida, por la lealtad, por su ilusión diaria.

Mi Maestro era humilde, leal, vividor, soñador, estudioso, capaz, líder y amigo, pero, sobre todo, me enseñó a aprender, me contagió esa increíble querencia a lo nuevo, en la cirugía, en el amor y en la vida. Yo tuve suerte, conocí a mi Maestro.

Hace pocos meses, despidiéndome de otro gran cirujano en su jubilación, le comenté que deberíamos desarrollar un programa informático donde se pudiera recoger toda la experiencia de los grandes cirujanos para empaquetarla en raciones, como se hace con las fragancias, y poder disponer de esa experiencia con un clic cuando la necesitemos. Esto es lo que se pretende ahora con la Inteligencia Artificial y el Big Data y estoy seguro de que la ciencia lo conseguirá algún día; pero la transmisión experta del resto de valores del maestro no creo que podamos digitalizarla nunca.

Mi Maestro se fue y fue entonces cuando entendí que el altruismo, la generosidad, la humildad, la lealtad, la amistad y la ilusión no podrán nunca hacerse artificiales en el Big Data; el componente humano de la Cirugía, del Maestro, siempre debe existir para rebajar nuestra soberbia y hacernos mejores, mejores cada día, mejores para ilusionarnos, mejores para vivir.

Mi Maestro se fue a la puerta de al lado, a tomar cañas con sus amigos, y nos dejó. Dejó a muchas personas huérfanas de su humor, de sus consejos, de sus enseñanzas y de su compañía. Pero mi Maestro, al contrario de otros muchos Maestros, dejó una filosofía de entender la vida, la amistad y la cirugía; mi Maestro dejó una escuela de vida, una escuela de unión, una Escuela de Cirugía.

Mi Maestro fue el Faro del 12 y la luz de sus amigos, nos enseñó a no llorar por la muerte, a disfrutar enseñando, a morir aprendiendo y a bebernos la vida. Te fuiste Tito, pero aquí dejas esa esencia en frasquitos que jamás podrá reemplazar la ciencia; la esencia del maestro y el amigo fiel que modeló a nuestro Hércules, la esencia en porciones en cada uno de nuestros corazones que juntaremos siempre para que nos siga iluminando la llama de nuestro Faro, nuestro Faro de Vigo.

ADIOS TITO.                                                            

Miguel Toledano Trincado.

Ernesto Toscano Novella falleció el 24 de Agosto de 2020 a los 68 años.

 

RESEÑA CURRICULAR:

Jacobo Trébol López, Consejo Editorial Revista ACIRCAL

Ernesto Tito Toscano fue un prestigioso cirujano reconocido a nivel nacional e internacional. Nos parece justo añadir una breve reseña curricular para que los lectores, sobre todo los que no le conocieron, puedan entender su relevancia.

Nació en 1952 y se crio coloquialmente entre bisturíes, pues fue hijo del Dr. Ernesto Toscano Sánchez (1921-1986), cirujano fundador de la Clínica Nuestra Señora de El Pilar, en Vigo, en el año 1949, y hubo hasta 5 médicos entre sus hermanos, incluido un compañero cirujano.

Carrera profesional:

Se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Santiago de Compostela en 1975. Realizó la especialización en Cirugía General y del Aparato Digestivo en el período 1975-1978 en el Hospital Municipal de Vigo (actualmente Hospital Nicolás Peña).

Ejerció como médico adjunto de Cirugía General en el Hospital de la Seguridad Social Montecelo de Pontevedra, puesto obtenido por concurso oposición, durante 9 años (1978-1987), tras los que solicitó una excedencia para hacerse cargo de la Clínica fundada por su padre Nuestra Señora de El Pilar (Clínica Toscano) en Vigo. Ya en ese período existen pruebas evidentes de su carácter emprendedor, innovador y su compromiso continuo con la formación y la docencia:

  • Creador y director de la Unidad de Alimentación Artificial.
  • Creador y director de la Unidad de Microcirugía Clínica y Experimental.
  • Director y organizador de cinco cursos sucesivos de microcirugía experimental (1983-1987).

El período 1987-2001 desempeña su actividad en la Clínica Quirúrgica Nuestra Señora de El Pilar (Clínica Toscano) en Vigo, hasta su cierre. En su gestión fue fundamental conseguir conciertos con el Instituto Social de la Marina y con el SERGAS. En ella ejerce como Director y Jefe de Cirugía, y nuevamente queda constancia de ese carácter ya demostrado en su anterior puesto caracterizado por emprender, innovar y formar:

  • Crea y dirige las Unidades de Cirugía de Corta Estancia, de trastornos alimentarios y la Unidad de Cuidados Paliativos, la primera reconocida como tal en Galicia.
  • Queremos destacar su papel como introductor, pionero y difusor de la Cirugía Laparoscópica Digestiva en Vigo y en Galicia, ya desde el año 1992.

De ahí pasa al Hospital POVISA de Vigo, donde ejerce como Jefe de Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo desde 2001 hasta 2017. En este puesto mantiene su compromiso con la innovación y la cirugía mínimamente invasiva y con la formación en sus reconocidas Jornadas Anuales en las que revelaba su perspectiva filosófica de la cirugía y su gran calidad humana como médico y amigo; así como su elegante y omnipresente sentido del humor. Allí mantiene una importante dedicación quirúrgica a los siguientes campos de nuestra especialidad:

  • Docencia (pregrado, MIR y formación continuada).
  • Cirugía Metabólica y Bariátrica laparoscópica.
  • Cáncer gástrico laparoscópico y cáncer esofágico tóraco-laparoscópico.
  • Cirugía hepática y pancreática laparoscópica.
  • Cirugía laparoscópica de patología benigna esofágica.
  • Cirugía esplénica laparoscópica.
  • Cirugía colorrectal laparoscópica.
  • Cirugía de pared abdominal laparoscópica.

Igualmente, de todos es conocida su gran dedicación al estudio y comprensión de la biología de la obesidad y la cirugía bariátrica, así como sus grandes esfuerzos en la comprensión y mejora de la calidad de la asistencia y cirugía de la patología oncológica esófago-gástrica, como gran defensor en nuestro país de la cirugía laparoscópica y de las linfadenectomías D2.

Los últimos años (2017-2020), desempeñó su actividad en el Hospital Vithas Nuestra Señora de Fátima en Vigo, donde mantuvo su sempiterna especial dedicación a la cirugía laparoscópica avanzada.

Su compromiso con la formación: congresos, cursos, conferencias…

Ya hemos mencionado con anterioridad su compromiso, vocación y generosidad con la investigación y la formación, especialmente en laparoscopia, laparoscopia avanzada y cirugía de la obesidad y del cáncer gástrico.

En la rama de la investigación cabe mencionar más de 200 ponencias y comunicaciones en reuniones científicas nacionales e internacionales con varios premios científicos y múltiples publicaciones en libros y revistas científicas como autor y coautor.

Pero en lo que más destacó en estos campos y lo que le valió un gran reconocimiento entre sus compañeros, fue en la organización de eventos formativos de forma regular, ya desde los Cursos de Microcirugía del Hospital Montecelo, centrados en Laparoscopia, Laparoscopia avanzada, Cáncer Gástrico, Obesidad Mórbida y Cirugía metabólica… Queremos destacar algunos de ellos:

  • Semana de Cirugía Laparoscópica Ginecológica, sobre todo por el momento en que se realizó (año 1993, pocos centros nacionales efectuaban de forma regular cirugía laparoscópica).
  • Jornadas anuales de cirugía laparoscópica avanzada de POVISA en las que aprendieron, y no solamente técnica quirúrgica, cientos de cirujanos nacionales e internacionales.
  • Por el especial cariño que puso en su organización, destacar que fue el Presidente y organizador del X congreso de la Sociedad Española de Cirugía Laparoscópica y Robótica en el año 2011.
  • En Julio de 2020, un mes antes de su pérdida y ya bastante limitado, dirigió aún el V curso de tratamiento laparoscópico del cáncer gástrico.

También tuvo un papel muy importante en la formación de otros compañeros como Director de Jornadas tipo Master Class, MentorShip, etc. y en el papel siempre complejo y escudriñado de realizar como cirujano invitado cirugías laparoscópicas complejas en diversos hospitales de España y Portugal.

Igualmente, por la alegría que le supuso, destacar que fue Presidente de la Sociedad Gallega de Patología Digestiva.

Si nos centramos en nuestra comunidad y en nuestra asociación, mantuvo excelentes relaciones profesionales con muchos cirujanos de Castilla y León, participando en cursos y jornadas de los hospitales de Medina del Campo, Río Hortega, Salamanca y Ávila por poner varios ejemplos, y fue invitado para conferencias o ponencias en varios de los Congresos de la ACIRCAL. Como aportaciones a nuestra revista ACIRCAL, destacan sus participaciones en un editorial, un trabajo de revisión, una nota científica y un vídeo; además fue revisor de trabajos y Editor Honorífico participando en la evaluación para los premios científicos anuales desde el año 2015.

Por todos estos méritos, y sobre todo por los intangibles plasmados en las reflexiones del Dr. Toledano, el consejo editorial de la Revista ACIRCAL considera este manuscrito como el mínimo homenaje que la ACIRCAL debe a nuestro añorado Tito Toscano. Su humilde entrega con sus compañeros, amigos y pacientes consiguió crear escuela y dejar una gran huella en muchos cirujanos nacionales e internacionales. Descanse en paz.

Jacobo Trébol López.

Descargar artículo en PDF

Volver al índice del número de la revista